domingo, 21 de agosto de 2016

¿Cómo deberían ser todos los envases según el producto?

¿Es correcto que el envase de un medicamento sea absolutamente racional y frío? ¿Los enfermos no son merecedores de una imagen alentadora? ¿Los consumidores de bajos recursos merecen siempre acceder a productos cuya imagen sea básica y carente de calidad? ¿Hasta dónde dicho target requiere de tales códigos para su entendimiento y adquisición? ¿El empaque puede dignificar? ¿Está en sus objetivos?



Durante mis 17 años como diseñador he tenido que enfrentar proyectos con problemáticas como estas. Algunos se trataban de alimentos y otros de productos medicinales o cosméticos, pero todos ellos tenían un punto en común: sus fabricantes poseían una concepción arcaica sobre los consumidores de nivel bajo, basada en que la carencia estética y la pobreza emocional eran el medio ideal para dirigirles un mensaje comercial eficaz.

Aferrándose erróneamente a dicha premisa, y contrariamente a lo que se podría suponer, muchos de esos lanzamientos no siempre involucraron una estética superadora. Por el contrario, lo aspiracional se rechazaba radicalmente por suponer que un lenguaje “popular” debe ser sinónimo de descuidado, simple y burdo. Esa misma categorización a ultranza es la que ha determinado, en muchos casos, que rubros como el farmacológico por ejemplo, construyan sus envases a partir de layouts aburridos, racionales en extremo, fríos, y tan objetivos en sus recursos que cualquier elemento ligeramente emocional es tomado como un ataque a la eficacia del producto.

Mi intención con este artículo no es desmerecer un sector del mercado, ni juzgar las políticas comerciales de las grandes corporaciones. Pretendo exponer, a partir de 2 casos de segmentación extrema vinculados a empaques, como las estrategias de venta se desvían, en muchas ocasiones, hacia mensajes negativos que comienzan afectando la percepción del objeto, para luego finalizar con el cuestionamiento de la imagen corporativa toda.

La segmentación extrema en el envase: el preconcepto social
Para ser realista, creo que segmentar por clase social o por condición económica resulta, tanto para creativos como para profesionales del mercadeo, de gran utilidad. Todos nosotros apelamos a esas clasificaciones a la hora de emprender nuestra tarea proyectual siendo los briefs, con su detalle tan preciso del target, un claro ejemplo de esto. Ellos nos ordenan, nos ayudan a establecer parámetros de comunicación, nos permiten entrar a nuestra maleta de recursos estéticos y saber, con menor grado de error, cuáles resultan ser los apropiados para tal o cual mensaje.

Pero esa misma herramienta podría llegar a confundirnos. Es muy delgado el hilo entre focalización y discriminación. Cuando una empresa le habla a un target bajo de manera pobre, simplista y desprovista de cuidado, por el simple hecho de tornar eficaz un objetivo comercial, podríamos decir que se está estableciendo una valoración denigrante del consumidor. Cuando una empresa trata a sus clientes con respeto, busca enriquecer su experiencia de compra y contribuye a una dignificación por medio de la comunicación. Entonces nos encontramos frente a una acción socialmente responsable, constructiva y altamente positiva para el futuro de su público objetivo.

Es común observar en el mercado latinoamericano una variedad de productos que pretenden ser posicionados para las clases D o E, cuyos diseños poseen una paleta cromática caótica, sus logos son descuidados, sus fotografías referenciales se hallan fuera de foco, etc., amparándose en erróneos códigos populares de valoración cualitativa.

Pero acaso, ¿se puede ser tan ingenuo de pensar que aquellos que menos tienen no poseen la capacidad de notar la diferencia entre una estética precaria y una superior? Mi experiencia personal en estos últimos años con marcas de alta masividad me ha demostrado, afortunadamente, que un producto dirigido a dicho mercado, cuando es presentado de una manera cuidada y creativa, no sólo no afecta su capacidad de venta, sino que la demanda puede llegar a incrementarse, elevando el nivel de exigencia del target y obligando a la competencia a generar sus nuevos productos bajo un criterio estético más respetuoso del consumidor.

No se trata de unificar totalmente los códigos visuales. Sé claramente que un envase es un arma de venta y, como tal, utiliza sus recursos para posicionar. Pero eso no significa que el mensaje deba realizarse bajo premisas que pudieran transformarse en degradantes para algunos.

Optar por layouts simples pero correctos, que clarifiquen la diferencia del contenido dentro de códigos comunicacionales igualitarios; exhibir el producto de manera atractiva y por qué no apetecible; exponer sus propiedades y diferenciales en un lenguaje claro, ordenado y entendible, sin necesidad de caer en la soberbia ni en la exposición de falsas pretensiones; podrían ser algunos de los primeros pasos para desterrar definitivamente cualquier futuro indicio de preconcepto social.


miércoles, 10 de agosto de 2016

Guía para identificar los diferentes tipos de envases

Práctica guía para identificar los diferentes tipos de envases que puede tener un producto.



Plástico

Es el más común de los envases y, a la vez, uno de los más difíciles de eliminar. Hay gran variedad de plásticos para usos diferentes. Todos tienen en común que son ligeros, resistentes y económicos de fabricar. Por eso se utilizan tanto, como alternativa a los envases de cartón y vidrio.

Casi el 10% de nuestra basura se compone de plásticos de diferentes tipos. Son un problema en los vertederos porque abultan, contaminan y se degradan lentamente.

Separados del resto de la basura, pueden y deben valorizarse para el bien de todos.

Metal

Apropiado para envasar alimentos (botes y latas de conserva). Para bebidas, como refrescos y cervezas, se suele emplear el aluminio.

La hojalata es un acero sólido y pesado recubierto de estaño para protegerlo de la oxidación. Se utiliza para envasar alimentos y conservas. Se puede separar magnéticamente y siempre se debe reciclar.

El aluminio es atractivo, ligero y duro a la vez, pero se necesita mucha materia prima y energía para fabricarlo. Por eso es tan importante su reciclaje. Son de aluminio la mayoría de las latas de refrescos, tapas, papel de aluminio, etc.

Brik

Envase ligero, resistente y hermético. Idóneo para transportar y almacenar. Su compleja composición dificulta su reciclaje. Se está convirtiendo en el principal envase de alimentos de primera necesidad.

Envase complejo, formado por varias capas de plástico, papel y aluminio. Su reciclaje también resulta complejo. Se utiliza principalmente para conservar bebidas como leche, zumos, etc.

Cartón

Adecuado como envase y embalaje; preferible al "corcho blanco". Puede resultar superfluo cuando se emplea para recubrir productos ya envasados suficientemente. En todo caso, es un envase fácilmente reciclable y reutilizable. Se presenta en forma de cajas, planchas y cartón ondulado.

Vidrio

Un envase idóneo para alimentos, especialmente los líquidos. Inalterable, resistente y fácil de reciclar.

Es un recipiente tradicional en el hogar (tarros, vasos, jarras, etc.). Su peso y forma pueden suponer alguna dificultan el transporte y almacenamiento.


miércoles, 3 de agosto de 2016

¿Comó debe ser un envase farmacéutico?

El envase de los productos farmacéuticos es el encargado de conservar la estabilidad y calidad de los medicamentos, así como, de protegerlos contra las falsificaciones. Todo ello sin olvidar que el envase debe garantizar que no ha sido manipulado, presentando dificultades para ser abiertos por niños con el objetivo de evitar accidentes, entre otras funciones.



Barrera a factores externos
Desde el punto de vista técnico, el envase debe garantizar la protección del medicamento de factores externos como la luz, temperatura, etc, que pueden causar la degradación del medicamento. Causas comunes de degradación de medicamentos son: exposición a la luz, perdida de disolventes, exposición a gases reactivos (oxígeno) absorción de vapor de agua, y contaminación microbiológica.

El empleo de materiales opacos, con buenas propiedades barrera al vapor de agua y al oxígeno, y envases adecuadamente sellados e íntegros permiten evitar la degradación de los medicamentos. Por esta razón, es habitual encontrar materiales multicapa compuestos por distintos materiales que proporcionan las propiedades barrera deseadas, incluyendo muchos de ellos una lámina de aluminio.

Envases activos

Otra vía de garantizar la protección de agentes como el vapor de agua o el oxígeno es el empleo de los denominados envases activos. Se trata de envases que interaccionan con el producto o el entorno permitiendo una adecuada conservación del producto o alargando su vida útil.

Las aplicaciones de envase activo empleadas en el sector farmacéutico se basan principalmente en la interacción del envase o material de envase con el entorno, es decir con el oxígeno o el vapor de agua presente en el interior del envase o que llega a través del envase desde el entorno.

Anti-falsificación de medicamentos

La Organización Mundial de la Salud calcula que los medicamentos falsificados representan más del 10% del mercado farmacéutico mundial, sin contar con cifras muy precisas. Si bien esta práctica existe en todas las regiones, los países en desarrollo son los que se llevan la peor parte, pues, según se estima, el 25% de los medicamentos que se consumen en ellos han sido falsificados. Se considera que en determinados países ese porcentaje alcanza hasta un 50% [1].

El comercio de estos productos es más generalizado en los países donde el control y la aplicación de la reglamentación farmacéutica son deficientes, la oferta de medicamentos esenciales es escasa o irregular, los mercados no están reglamentados y los precios no son asequibles. No obstante, a medida que se perfeccionan los métodos de falsificación, aumenta la presencia de esos productos incluso en mercados que cuentan con controles más estrictos [2].

El envase puede actuar como herramienta para luchar con la falsificación de medicamentos. Dispositivos ópticos y sistemas de trazabilidad (códigos de lectura óptica o por radiofrecuencia) son algunas de las herramientas que permiten garantizar la procedencia de los medicamentos desde el envase.

Los envases con propiedades ópticas están diseñados para que el usuario pueda identificar fácil y rápidamente la autenticidad del producto. El dispositivo anti-falsificación puede ser integrado directamente en el envase del producto, como por ejemplo un holograma en la caja de cartón, o en un embalaje secundario como un precinto de seguridad. Es necesario tener especial cuidado en que dichos dispositivos no puedan ser extraídos del envase, para evitar la posible reutilización del dispositivo de seguridad en productos falsos.

Entre los dispositivos con propiedades ópticas más utilizados se encuentran los hologramas, que son imágenes que incorporan algún efecto para introducir la sensación de profundidad 3D en el envase. Los hologramas son cada vez más asequibles, lo que significa que pueden convertirse en elementos de seguridad menos efectivos.

Otros dispositivos ópticamente variables pueden ser más eficaces, como por ejemplo transiciones de color o de imagen según el ángulo de visión, etc. También pueden utilizarse gráficos de seguridad que sean difíciles de reproducir, como gráficos de alta calidad o estampados en relieve, etc. 

Sistemas de trazabilidad

Además, los dispositivos de seguridad para la industria farmacéutica incluyen los sistemas que garantizan la trazabilidad. La principal función de estos sistemas es proporcionar las ventajas de la identificación y localización del producto durante el transporte, distribución y almacenamiento.

Por otro lado, también aumentan la dificultad de que el producto pueda ser falsificado, pues estos dispositivos permiten identificar cada unidad y por tanto proporcionan cierta seguridad anti-falsificación. Algunos de los principales sistemas de trazabilidad utilizados por la industria farmacéutica son el uso de la serialización, el uso de códigos de lectura óptica y el etiquetado RFID.

La serialización consiste en introducir números únicos y aparentemente aleatorios en los envases. Estos números son generados por complejos algoritmos que pueden ser identificados por un sistema informático. De este modo, sin el conocimiento del algoritmo no se puede identificar correctamente el producto. También, el uso del código de lectura óptica, especialmente el código 2D “Data Matrix”, permite introducir no solo un número de identificación, sino también cualquier información deseada en un producto.
Esta información queda codificada en forma de un código en blanco y negro que se lee rápidamente aplicando un lector directamente sobre el código. Por último, la tecnología de identificación por radio frecuencia (RFID) introduce algunas ventajas como la automatización y rapidez en la lectura de la información.

Tienen básicamente los mismos usos que el código “Data Matrix”, pero la introducción y extracción de la información en la etiqueta puede realizarse a distancia, sin que sea necesaria una línea de contacto directa, lo que produce un enorme aumento de la velocidad de lectura y facilidad de uso.

Garantía de inviolabilidad y adaptado para ancianos

Por otra parte, el envase debe proteger al paciente actuando como indicador de la integridad del envase. Por ello, se diseñan envases con dispositivos “tamper-evidence” que revelan inequívocamente si ya han sido abiertos como las anillas de garantía en los cierres de las botellas de jarabe, o tarros de pastillas. Otro aspecto importante para garantizar la protección del paciente son los envases o cierres a prueba de niños (“child –proof”) con objeto de evitar que los niños pudieran sufrir algún tipo de intoxicación por la ingesta de medicamentos accidental. El envase o cierre es diseñado de modo que dificulta el acceso al medicamento de los niños.

No obstante, es importante tener en cuenta que mientras los envases y cierres a prueba de niños protegen a los niños de la intoxicación por medicamentos, suponen un problema para las personas mayores. De ahí, la necesidad de diseñar envases y cierres “child-resistant” y “senior friendly” (CR/SF) que sea significativamente difícil abrirlos por niños pero que puedan ser abiertos por adultos en un tiempo razonable.